Un día como hoy 23 de septiembre pero del año 1947 se promulgaba la ley 13.010 que por iniciativa del ejecutivo se había presentado en el senado. La ley otorgaba a las mujeres argentinas no sólo el derecho a votar, a elegir, sino también el derecho a ser elegidas. Fue con la decisión política impulsada por el gobierno encabezado por Juan D. Peron que se incorporaban las mujeres a la vida democrática del país, eran ahora ciudadanas argentinas y tenían por primera vez en la historia un DNI que por aquel entonces llamaron tan atinadamente “Libreta Cívica” (en su mismo nombre se condensaba todo lo que representaba para las mujeres).

Retrocediendo en el tiempo y analizando un poco nuestra historia la “Ley del voto secreto, universal y obligatorio” promulgada en 1912 no eran tan universal como parecía. De acuerdo a ella los únicos habilitados para votar y participar de la vida política del país eran los varones mayores de 18 años residentes de las 14 provincias argentinas.

Es decir que los habitantes tanto hombres como mujeres de los territorios nacionales que por aquel entonces eran Tierra del Fuego, Santa Cruz, Chubut, Río Negro, Neuquén, La Pampa, Chaco, Formosa y Misiones tampoco podían votar al igual que las mujeres (ambos lo alcanzaron en el año 1951). Teníamos entonces una democracia restrictiva, acotada a unos pocos y que no reconocía a casi la mitad de la población como sus ciudadanos.

En este contexto tan adverso fue Eva Duarte la mujer que ocupó el espacio público hasta entonces negado a las mujeres y se puso al frente, abrazando la lucha por la igualdad de los derechos de la mujer. Su lema era “La mujer puede y debe votar” y su trabajo fue incansable para lograr transformarlo en una realidad efectiva. Expuso sus ideas en los medios de comunicación, se reunió con legisladores y organizó una marcha multitudinaria de mujeres expresándose frente al Congreso de la Nación.

Finalmente el día 23/9/1947 se promulga la ley de voto femenino y se consagran así los derechos políticos de la mujer.

Hoy queremos evocar esa lucha de años y sacrificios que encarnaron las mujeres para lograr la igualdad con los hombres en sus derechos políticos porque en ese recuerdo está presente que las conquistas de derechos sólo se hacen efectiva cuando son los trabajadores y trabajadoras las protagonistas de su propio destino: un destino Colectivo, un destino de Lucha.