Contra viento y marea
Stella Maris nacio en Mar del Plata, una ciudad con Mar, la ciudad costera por excelencia de nuestro País. La ciudad que en los años 40 abrio sus puertas a millones de trabajadores y trabajadoras que pudieron por primera vez, a través del turismo sindical, disfrutar de unas vacaciones, que además eran pagan, sí, al trabajador le pagaban los días de descanso, sonaba raro por aquellos tiempos este nuevo derecho.
Esa ciudad que fue protagonista de una parte importante de la historia del movimiento obrero, es la que vio nacer a Stella Maris; aquí formó su familia, estudió y consiguió trabajo, un trabajo que perdura hasta nuestros días y que la hace nuestra compañera “Soy de la generación del 90, la generación de los sabuesos”.
Stella Maris estaba cursando la materia Impuestos I cuando su profesor le aviso que en la DGI estaban tomando personal. Stella se presentó, rindió el examen y el 10/10/90 entro a nuestra querida Dirección General Impositiva; las vueltas de la vida hicieron que el profesor que le había avisado del llamado años después fuera su jefe durante muchísimo tiempo en fiscalización ordinaria de la Dirección Regional Mar del Plata.
Nos cuenta que toda su vida estuvo en las áreas de fiscalización, primero en preventiva, y luego cuando se recibió en fiscalización ordinaria “…me especialice laboralmente en las inspecciones de pesca porque en la Región Mar del Plata es como uno de los rubros más importantes y requiere un tema de capacitación y especialización permanente”.
Desde el primer día que ingreso estuvo afiliada al sindicato, “cuando ingresamos en el año 90 todos los que ingresamos, junto con la planilla de ingreso de datos hacíamos la planilla de afiliación, entrabas al Organismo y entrabas al Sindicato”.
Sus ganas de participar en el sindicato vinieron con el avance del neoliberalismo “…el Organismo estaba castigado y me enojo mucho cuando a los compañeros se les pedía el retiro voluntario, se presionaba a la gente para que dejaran el lugar con argumentos que me resultaron la verdad feos, extorsivos, eso hizo que me quisiera presentar como delegada”.
A partir del año 2003 con un cambio en la conducción del sindicato su compromiso con la Organización fue mayor e integró la lista verde, siendo candidata a secretaria administrativa de su seccional, Mar del Plata. Fue desde entonces que ha sido parte de la Comisión Directiva desempeñándose en distintos cargos: Secretaria Administrativa, Secretaria de Asuntos sociales, vocal, Secretaria Adjunta y durante el período 2015-2019 fue Secretaria de la Mesa Directiva Nacional con el cargo de Secretaria de la Mujer. En la actualidad continúa siendo la Secretaria Adjunta de su seccional; además representa a los trabajadores de todo el país con el cargo de vocal de la Mesa Directiva Nacional y para el mandato 2023/2027 será la Secretaria General de su seccional.
Ser sindicalista es para ella honrar el lugar que le dan sus compañeras y compañeros al elegirla e implica tener que estar siempre presentes “escuchando a un compañero porque necesita hablar, escuchando a un jubilado porque está solo y llamo a la Seccional, resolviendo un problema gremial, resolviendo un problema social, te avisan un sábado a la noche de un fallecimiento, el teléfono es 24x7”. Ella se define como multitemática “esto nos lleva a un lugar más profundo, en que las necesidades no son tanto materiales sino más integrales: donde uno en un momento tiene que ser médico, en otro momento tenes que ser abogado, en otro momento psicólogo, tenes que ser un montón de profesionales que vamos saltando y nos vamos capacitando, nos vamos nutriendo de personas que convocamos, de los que saben pero esa primer llegada la tenemos nosotros como Sindicato”.
En términos personales el “descubrimiento de lo sindical” como lo define ella fue a través de su familia política porque tanto su suegro como su suegra eran militantes sindicales: él del sindicato de Luz y Fuerza, ella del sindicato de telefónica. Su acercamiento en principio comenzó por lo social: “empezar a ir a un hotel sindical, empezar a llevar a mis hijos, sus nietos a una actividad del día del niño, ahí empecé a tomar contacto cuando todavía no era trabajadora de la DGI”.
Y en ese relato nos cuenta que la mujer que dejó una huella en ella fue su suegra “una militante de toda la vida, una trabajadora de Entel, una mujer con una impronta muy moderna para su época, cuando ahora veo Las chicas del cable mi suegra era una de las chicas de cable…las mujeres en la telefónica de Entel han sido una parte muy importante en la historia del sindicalismo de este país…esa fue mi referente y me gustaría nombrarla” nos dijo Stella Maris.
Stella remarca el cambio que se dio en la actualidad, lo que en su suegra se veía como algo diferente, como una adelantada para su época, hoy gracias a la lucha de todas esas mujeres que nos precedieron, se ve una avance, un cambio que no se da solo en el colectivo de las mujeres que lo militan; el cambio está acompañado por el conjunto de la sociedad porque estamos frente a un nuevo paradigma “Estamos viviendo un cambio de época, un cambio que no tiene retroceso que quien se queda en esto, en este cambio en cuanto a la perspectiva de género va a quedar anacrónico”.
Aún así, remarca que nos queda mucho por avanzar en esa lucha de conquista por la igualdad plena de hombres y mujeres en la sociedad. En ese sentido la participación de la mujer en el Sindicato cuenta con prejuicios que hay que desarmar “en cuanto a las tareas de cuidado por ejemplo, si tenemos un niño a cargo no voy a desatender la maternidad para ir a perder horas adentro de un sindicato, sigo escuchando esas cosas” por eso plantea “ es una construcción que nos tenemos que dar día a día, desde la base, desde el escritorio, involucrádolas en una actividad, buscar diversas actividades donde todas se vayan sintiendo interpeladas, donde cada una vaya encontrando en qué lugar puede colaborar, desde qué lugar y a partir de ahí incrementando la participación…es un trabajo día a día”.
El mensaje para las compañeras es que “se acerquen al sindicato porque es gratificante, la vida cotidiana nos lleva a llenarnos de momentos, de tareas, de obligaciones y a veces no nos detenemos y no pensamos en el otro que esta solo. El sindicato es pensar en el otro, el trabajar para el otro y es una gratificación tan importante que vale la pena, ¡¡vale la pena probarse, ir y participar!!”