Hace 64 años que un día como hoy, pero del año 1956, se reunían un grupo de compañeros y compañeras con la convicción y firmeza de constituir una Organización Gremial que representara y defendiera los intereses de las trabajadoras y trabajadores de la por aquel entonces Dirección General Impositiva.

El encuentro tuvo el carácter de Congreso fundacional y se realizó en la ciudad de Huerta Grande, Córdoba, conformado por un total de 45 delegados y delegadas pertenecientes a distintitas Subdirecciones, Delegaciones y Agencias de todo el país, dándole el carácter de Federal.

Con la sabiduría y claridad de los hombres y mujeres que emprenden una gran causa, el congreso fue representativo del conjunto del gremio, sin distinciones de cargos o jerarquías porque comprendía a las y los trabajadores de toda la actividad tributaria, acompañando el modelo sindical por actividad que hizo poderosos a los trabajadores en nuestro País.

Ese 27 de agosto nació la Asociación de Empleados de la Dirección General Impositiva, la tradicional a.e.d.g.i., con los principios fundantes de Unidad, Solidaridad y Organización.

Hoy honramos y recordamos a todos esos hombres y mujeres que haciéndose protagonistas del destino común del conjunto de los trabajadores y trabajadoras tomaron la decisión de constituir nuestra Organización Sindical.

Revindicamos las luchas y conquistas de todos aquellos que nos precedieron siendo consecuentes con sus ideas y siguiendo sus pasos que nos llegan hoy en día a través del acta fundacional …“Estimados, colegas y amigos en nombre de nuestros compañeros de Córdoba os doy la bienvenida, haciendo votos para que iluminados por Dios fuente de toda razón y justicia podamos a la terminación de este Congreso, que iniciamos, tener la gran satisfacción de haber sabido cumplir con el mandato que nos han confiado, dando así el Estatuto que nos permitirá la creación de una nueva organización sindical, que sin dudarlo, agrupará íntegramente al personal dependiente de la Dirección General Impositiva de la Nación, permitiendo a los mismos, libre de toda presión extraña y apartado de cónclaves formados a espalda de la “masa”, elegir las autoridades que han de regir los destinos de la nueva organización, que hemos de hacer grande, animados de espíritu de colaboración de fraternidad, de desinterés personal, poniendo nuestra voluntad y capacidad en el cumplimiento de tan elevados propósitos, trabajando en plena paz, siendo útiles al máximo”.

Los hombres y mujeres que hoy integramos AEFIP, despojados de miserias, mezquindades y vanidades personales continuamos con el legado de aquellos fundadores y fundadoras, sabiendo que los valores y el espíritu que los iluminó se encuentra intacto, llevando la lucha colectiva como manera efectiva de realización individual.